domingo, 19 de enero de 2014

¿Cómo llegará el fin de este Mundo?

¿Quién gobierna al Mundo actual?
 
 JESÚS dijo en cierta ocasión: “El gobernante de este mundo será echado fuera”. Algún tiempo después indicó que dicho gobernante “no tiene dominio sobre [él]” y que “ha sido juzgado” (Juan 12:31; 14:30; 16:11). ¿De quién hablaba?

En el último libro de la Biblia, el apóstol Juan menciona una batalla en la que Miguel —Jesús en su posición como arcángel— derrota al Diablo y sus demonios y los expulsa del cielo. Y claro, esto tiene desastrosas consecuencias para nosotros. “¡Ay de la tierra y del mar! —dice Juan—, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo. (Revelación 12:9, 12.)
 
¿Cómo ha demostrado el Diablo su cólera? Reaccionando igual que el criminal que piensa: “Si no es para mí, no es para nadie”. Conscientes de que les queda poco tiempo, él y sus demonios se desquitan tratando de arruinar la Tierra y al ser humano. Por ejemplo, el Diablo recurre a una eficaz herramienta de la sociedad bajo su control —el mundo de los negocios— para promover un consumismo frenético. Como resultado, se agotan los recursos naturales y se destruye el medio ambiente, con lo que el ser humano pone en peligro su propia supervivencia (Revelación 11:18; 18:11-17).
 
La sed de poder del Diablo se puede percibir en la política y la religión desde el mismo principio de la historia humana. El libro de Revelación representa a las potencias políticas como bestias salvajes a las que el Diablo ha dado “gran autoridad”. También habla de la vergonzosa alianza entre los políticos y la religión y la compara a un adulterio espiritual (Revelación 13:2; 17:1, 2). Reflexionemos en los casos de opresión, esclavitud, guerras y conflictos étnicos que se han producido a lo largo de los siglos y en los millones de vidas que se han perdido. ¿Serán esos horribles sucesos que llenan las páginas de la historia simple fruto de la naturaleza humana? ¿O serán producto de la manipulación de un ejército de malvados seres invisibles?
 
La Biblia desenmascara al que ha estado manejando a los líderes y las potencias mundiales. Conscientemente o no, la sociedad humana refleja la personalidad de su gobernante, así como su retorcida actitud de que “si no es para mí, no es para nadie”. ¿Cuánto tiempo más tendrá que soportar la humanidad al Diablo?
  
¿Cómo llegará el fin de este mundo gobernado por el enemigo de Dios?
“Ustedes no están en oscuridad, para que aquel día los alcance como alcanzaría a ladrones.” (1 TES. 5:4)

 
Profesías por cumplir en nuestros días:
 
¿Qué acontecimientos todavía futuros se predicen en los siguientes versículos?
 
"Cuando [los hombres] estén diciendo: “¡Paz  y seguridad!”, entonces destrucción  repentina ha de sobrevenirles instantáneamente, como el dolor de angustia a la mujer encinta; y no escaparán de ninguna manera" 1 Tesalonicenses 5:3
 
"Y los diez cuernos que viste, y la bestia salvaje, estos odiarán a la ramera y harán que quede devastada y desnuda, y se comerán sus carnes y la quemarán por completo con fuego" Revelación 17:16
 
"Y en los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos Daniel 2:44
 
El cumplimiento de las profecías bíblicas anteriores confirma que pronto ocurrirán sucesos que estremecerán al mundo. ¿Qué nos ayudará a estar alerta? El apóstol Pablo nos exhortó a mantener “los ojos fijos, no en las cosas que se ven, sino en las que no se ven”. En efecto, necesitamos tener presente nuestra esperanza de vivir para siempre. El contexto indica que Pablo escribió estas palabras para animar a los cristianos a pensar en la recompensa que les espera a los fieles. Si se concentraban en ella, podrían afrontar las dificultades y la persecución (2 Cor. 4:8, 9, 16-18; 5:7).
 
El consejo de Pablo encierra un importante principio: para que nuestra esperanza se mantenga firme, debemos mirar más allá de lo que tenemos delante de los ojos y concentrarnos en lo que aún no vemos (Heb. 11:1; 12:1, 2). Por tanto, entre este artículo y el siguiente examinaremos diez acontecimientos futuros muy relacionados con la promesa de la vida eterna.
 
¿QUÉ OCURRIRÁ JUSTO ANTES DEL FIN?
 
En una de sus cartas a los Tesalonicenses, Pablo mencionó el primero de estos sucesos (léase 1 Tesalonicenses 5:2, 3). El apóstol hace referencia al “día de Jehová”, que en este pasaje es el período que comenzará con la destrucción de la religión falsa y culminará en la guerra de Armagedón. Justo antes de que ese “día de Jehová” comience, los líderes mundiales (la ONU, los países del mundo)estarán exclamando: “¡Paz y seguridad!”, lo cual puede referirse a un único suceso o a una serie de ellos. Las naciones tal vez crean que están cerca de solucionar algunos de sus mayores problemas. ¿Y qué hay de los líderes religiosos? Como son parte del mundo, es posible que unan su voz a la de los políticos (Rev. 17:1, 2). En tal caso, estarán imitando a los profetas falsos de la antigua Judá, a quienes Jehová acusó de decir: “¡Hay paz! ¡Hay paz!”, cuando no había paz (Jer. 6:14; 23:16, 17).
 
Sin importar quiénes sean los que proclamen “¡Paz y seguridad!”, este acontecimiento indicará que el día de Jehová está a punto de empezar. Por eso Pablo afirmó: “Hermanos, ustedes no están en oscuridad, para que aquel día los alcance como alcanzaría a ladrones, porque todos ustedes son hijos de la luz” (1 Tes. 5:4, 5). A diferencia de la mayoría de la gente, nosotros sí comprendemos la importancia que tienen los sucesos actuales desde el punto de vista bíblico. Ahora bien, ¿cómo se cumplirá exactamente la profecía sobre la proclamación de “¡Paz y seguridad!”? Habrá que esperar para verlo. Así pues, “quedémonos despiertos y mantengamos nuestro juicio” (1 Tes. 5:6; Sof. 3:8).
 
UNA “REINA” DEMASIADO CONFIADA
 
¿Cuál será el siguiente suceso futuro? Pablo predijo: “Cuando los hombres estén diciendo: ‘¡Paz y seguridad!’, entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente”. La primera fase de esta “destrucción repentina” es el ataque a “la ramera”, es decir, “Babilonia la Grande”, el imperio mundial de la religión falsa (el conjunto de todas aquellas religiones que no enseñan con base bíblica y mantienen tradiciones en ves de conociiento exacto) (Rev. 17:5, 6, 15). Esta ofensiva contra todas las religiones falsas, incluidas las de la cristiandad, marcará el comienzo de la “gran tribulación” (Mat. 24:21; 2 Tes. 2:8). A muchos los tomará por sorpresa. ¿Por qué? Porque hasta ese momento, la ramera vivirá confiada, viéndose a sí misma como una “reina” y diciendo: “Nunca veré lamento”. Pero de repente descubrirá que había calculado mal sus posibilidades de sobrevivir. Caerá rápidamente, como “en un solo día” (Rev. 18:7, 8).
 
¿Quién atacará a la ramera? La Palabra de Dios indica que será una “bestia salvaje” con “diez cuernos”. Un estudio del libro de Revelación muestra que dicha bestia es la ONU, mientras que los “diez cuernos” son todas las potencias políticas actuales que apoyan a la “bestia salvaje de color escarlata” (Rev. 17:3, 5, 11, 12).* Su ataque será devastador. Los países de la ONU saquearán a la ramera, expondrán su verdadera naturaleza, la devorarán y “la quemarán por completo”. Su destrucción será definitiva. Desenmascararán sus enseñanzas y los siglos de derramamiento de sangre al mezclarse con la política (léase Revelación 17:16).
 
Las profecías bíblicas también predicen cómo dará comienzo el ataque. De algún modo, Jehová pondrá en el corazón de los gobernantes el deseo de “llevar a cabo Su pensamiento” de aniquilar a la ramera (Rev. 17:17). Las religiones siguen siendo una fuente de conflictos bélicos en todo el mundo, de ahí que las naciones quizá piensen que les conviene acabar con ellas. De hecho, los líderes políticos creerán que están actuando por su propia iniciativa. Pero la realidad es que será Dios quien los esté usando para destruir a todas las religiones falsas. En un sorprendente giro de los acontecimientos, una parte del sistema de Satanás se volverá contra otra, y el Diablo no podrá hacer nada por impedirlo (Mat. 12:25, 26).
 
UN ATAQUE AL PUEBLO DE DIOS
 
Una vez que la religión falsa haya desaparecido, se verá que los siervos de Dios aún “moran en seguridad” y “sin muro” (Ezeq. 38:11, 14). ¿Qué les ocurrirá a estas personas aparentemente indefensas que seguirán adorando a Jehová? Al parecer, “muchos pueblos” lanzarán contra este grupo un ataque masivo. La Palabra de Dios indica que su verdadero autor será “Gog de la tierra de Magog”, es decir, Satanás (léase Ezequiel 38:2, 15, 16). ¿Debería inquietarnos este ataque?
 
Los siervos de Dios no vivimos aterrorizados por ese futuro ataque. Lo que más nos preocupa no es nuestra salvación, sino la santificación del nombre de Jehová y la vindicación de su soberanía. Él mismo declaró en más de sesenta ocasiones: “Tendrán que saber que yo soy Jehová” (Ezeq. 6:7; nota). Por consiguiente, ansiamos que se cumpla este sobresaliente aspecto de las profecías de Ezequiel y, al mismo tiempo, confiamos en que “Jehová sabe librar de la prueba a personas de devoción piadosa” (2 Ped. 2:9). Mientras, es preciso que aprovechemos toda oportunidad de fortalecer nuestra fe para poder ser íntegros a Jehová venga lo que venga. Entonces, ¿qué debemos hacer? Orar, estudiar la Palabra de Dios, reflexionar en ella y difundir el mensaje del Reino. Así, nuestra esperanza de vida eterna se mantendrá firme como un ancla (Heb. 6:19; Sal. 25:21).
 
LAS NACIONES SABRÁN QUIÉN ES JEHOVÁ
 
El ataque al pueblo de Dios será el detonante de otro suceso que estremecerá al mundo. Por medio de Jesús y los ejércitos celestiales, Jehová saldrá en defensa de su pueblo (Rev. 19:11-16). Así estallará “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso”, también llamada Armagedón (Rev. 16:14, 16).
¿Qué ocurrirá en esa guerra? A través de Ezequiel, Jehová revela: “Llamaré contra [Gog] por toda mi región montañosa una espada —es la expresión del Señor Soberano Jehová—. Contra su propio hermano la espada de cada uno llegará a estar”. Presas del pánico, los combatientes del bando de Satanás se sumirán en el caos y volverán sus armas unos contra otros. Y el Diablo tampoco escapará, pues Jehová asegura: “Fuego y azufre haré llover sobre él y sobre sus partidas y sobre los muchos pueblos que estarán con él” (Ezeq. 38:21, 22). ¿Cuál será el desenlace de esta intervención divina?
 
Las naciones se verán obligadas a reconocer que quien causa su aplastante derrota es Jehová mismo. Igual que los soldados egipcios que persiguieron a los israelitas en el mar Rojo, los ejércitos controlados por Satanás quizá exclamen desesperados: “Jehová ciertamente pelea por ellos” (Éx. 14:25). En efecto, las naciones sabrán quién es Jehová (léase Ezequiel 38:23). ¿Cuánto falta para que dé inicio esta cadena de acontecimientos?
 
NO FALTA POR APARECER NINGUNA POTENCIA MUNDIAL
 
Una de las profecías que se hallan en el libro bíblico de Daniel nos permite determinar en qué punto de la historia estamos. En ella, el profeta describe una estatua con forma humana que está compuesta de distintos metales (Dan. 2:28, 31-33). Dicha imagen simboliza una sucesión de potencias mundiales que han tenido un impacto directo sobre el pueblo de Dios en el pasado —Babilonia, Medopersia, Grecia y Roma— y una última en nuestros tiempos. La profecía indica que esta potencia está representada por los pies y los dedos de los pies de la estatua. Durante la primera guerra mundial, Gran Bretaña y Estados Unidos forjaron una alianza especial. Por tanto, la quinta parte de la imagen de Daniel es la potencia mundial angloamericana. ¿Qué indica el hecho de que los pies sean la última parte de la estatua? Que ya no falta por aparecer ninguna otra potencia mundial. Además, los pies y los dedos están hechos de hierro y barro, lo cual es símbolo de la debilidad de la potencia mundial angloamericana.
 
En la misma profecía, una gran piedra es cortada de una montaña. La piedra representa el Reino de Dios, y la montaña, la soberanía de Jehová. Dicha piedra, que fue cortada en el año 1914, se dirige en estos momentos a toda velocidad hacia su objetivo: los pies de la estatua. En la batalla de Armagedón, los pies y el resto de la estatua quedarán totalmente pulverizados (léase Daniel 2:44, 45). Por consiguiente, cuando dé comienzo Armagedón, la potencia mundial predominante será la angloamericana. ¡Qué emocionante va a ser presenciar el cumplimiento final de esta profecía!. Ahora bien, ¿qué fin le tiene reservado Jehová a Satanás? Veámoslo.
 
CÓMO ACABARÁ JEHOVÁ CON SU PRINCIPAL ENEMIGO
 
En primer lugar, Satanás tendrá que presenciar de principio a fin cómo desaparece toda su organización en la Tierra. Luego, él mismo recibirá su merecido. El apóstol Juan nos dice lo que ocurrirá (léase Revelación 20:1-3). Jesucristo —el ángel que tiene “la llave del abismo”— prenderá a Satanás y sus demonios, los arrojará al abismo y los mantendrá allí por mil años (Luc. 8:30, 31; 1 Juan 3:8). Esta será la etapa inicial del aplastamiento de la cabeza de la serpiente (Gén. 3:15).
 
¿Qué es el “abismo” al que se arrojará a Satanás y los demonios? La palabra griega que Juan usó en este pasaje —ábyssos— significa “profundidad insondable” y también puede traducirse “el vacío infinito”. Por lo tanto, se trata de un lugar que está totalmente fuera del alcance de cualquiera que no sea Jehová o el ángel al que ha confiado “la llave del abismo”. Allí se mantendrá a Satanás en un estado de inactividad semejante a la muerte para que no siga descarriando a las naciones. ¡Al “león rugiente” le habrán cerrado la boca! (1 Ped. 5:8.)
 
SUCESOS QUE ABRIRÁN UN PERÍODO DE PAZ
 
Están a punto de ocurrir acontecimientos trascendentales que estremecerán al mundo. Ansiamos ver cómo se producirá el anuncio de “¡Paz y seguridad!”. Luego presenciaremos la destrucción de Babilonia la Grande, el ataque de Gog de Magog y la guerra de Armagedón. Después, Satanás y los demonios serán confinados en el abismo. Cuando toda la maldad haya desaparecido, se abrirá una nueva página en la historia: el Reinado de Mil Años de Cristo, durante el cual disfrutaremos de “abundancia de paz (Sal. 37:10, 11).
 
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